domingo, 22 de julio de 2007

El sentido del humor

Recientemente mis admirados Les Luthiers han recibido un galardón importante: la Encomienda de Número de la Orden de Isabel la Católica. Probablemente el mayor premio que se puede dar a un extranjero. Aunque llamar extranjeros a estos hermanos argentinos es, ya en sí, un antipremio bastante considerable. Pero supongo que nos perdonarán y seguro que harán un chiste aprovechando la circunstancia. Enhorabuena por el premio.

Y es que el humor es probablemente, usando el tópico más manido, el idioma más universal que existe. Todo el mundo sabe lo que significa la risa. Una sonrisa se puede interpretar de varias maneras. Pero la carcajada limpia, espontánea, no tiene más sentido que el de liberar energía positiva y manifestar una alegría consciente y sin segundas intenciones. Es por ello que suelo decir que el humor es a la inteligencia lo que la humedad al agua. No se puede ser inteligente sin sentido del humor. Por tanto, no se puede disfrutar de la vida sin él. Seguro que todos conocemos a algunas personas con un nivel cultural sobresaliente, cuyo uso de la palabra y de sus artificios les convierte en afilados comentaristas, brillantes oradores e ironistas despiadados. No obstante, todo ése artificio no tiene aplicación sobre su propio mundo, ya que carecen del sentido del humor necesario para alegrar sus propias vidas. Y ahora, que dedico parte de mi tiempo a explorar los blogs de los que son más cultos que yo y saben expresar lo que les rodea con más belleza que uno mismo, soy más consciente que su poesía es triste, apagada, enferma y su prosa es ácida, deprimente y automarginante. De resultas, me parece a mí, que su vida debe ser triste y por tanto, la dedican a menospreciar y vilipendiar la de los demás...

Recuerdo claramente a mi abuelo decir que el mejor chistoso era el que sabía decir: "Que bonito día hace hoy" de tal manera que a los demás les hiciera gracia y fueran capaces de disfrutar del día más oscuro y lluvioso. Años más tarde, en una entrevista al gran Gila... perdón, esto merece unas mayúsculas: en una entrevista al GRAN GILA, el mayor humorista de todos los tiempos, mejor incluso que el gran Chaplin, decía algo muy parecido: "El secreto de hacer reír no es lo que cuentas, sino cómo lo cuentas, las pausas y la intención es lo que hace realmente gracia". Después, a lo largo de mi larga vida como espectador, he podido comprobarlo en más de una ocasión y he observado también que los grandes actores de nuestra época son aquellos capaces de hacerte reír. Porque si son capaces de provocar una emoción tan intensa cuando estás poco dispuesto y hacerte soltar una sonrisa, cuando se ponen a hacerte llorar o a meterte miedo, lo bordan. Como ejemplo baste citar a Alfredo Landa o a Robin Williams que después de hacernos reír durante años, se destaparon como actores de primera en papeles memorables. El de psicópata de éste último es el más logrado que yo he visto en toda mi vida.

Nada más. Os dejo disfrutando de 10 minutos de los chistes más escuchados del GRAN GILA, que no por saberlos de antemano hacen menos gracia. Y reíd... que la risa aumenta la inteligencia, os lo digo yo.


5 comentarios:

Belén dijo...

El gran gila, les luthiers, faemino y cansado...hay grandes humiristas que nos pueden hacer pasar un gran rato, sin duda...la risa es el orgasmo del cerebro ;)

besos

Isabel Burriel dijo...

Ave, GRAN GILA, gran humor, gran persona.
Hay personas que tienen capacidad para reírse de todo y principalmente de ellos mismos...
A los grises, a los oscuros, les es imposible entender el "Always Look On The Bright Side Of Life" que cantaban los Monty Pyton en la vida de Brian.
Yo creo que hay que vivir la vida así, si no, apaga y vámonos.

Mormo dijo...

Belén, me voy a apropiar de ésa frase, que me ha gustado.
Inte: totalmente de acuerdo, es otra forma de decir lo mismo. Y yo no estoy dispuesto a apagar y marcharme. jajajajajajja...

descatalogada dijo...

de peke le cogí una cinta de casette de chistes del GRAN GILA a mi padre, y contaba justo esta historia de su vida... la escuche miles de veces y aun no me canso...


un beso.

Mormo dijo...

Gracias por tu comentario brujamala. No es fácil cansarse de ver la maestría, sería como cansarse de escuchar nessum dorma de Puccini. Cada vez que lo ves, descubres un nuevo matiz.