Post no apto para diabéticos
AVISO: Este es un post no apto para diabéticos. Un post pastel, pastel total... con tanta dulzura como emana el olor de mi hija, que aún tengo pegado a la piel. Y es que he pasado el finde en casa de unos familiares con la niña pegada a su papi todo el día y toda la noche, así que se me ha quedado impregnado su olor, su ternura, sus risas, sus mimos, sus carreras alocadas, sin visión alguna del peligro de caerse a la piscina o de estazarse contra una piedra o un bordillo; su forma de disfrutar de los abrazos de mami (mami, a ti también te quiero mucho, y no te he prestado atención en todo el fin de semana), de comer tratando de participar en las conversaciones con ése idioma propio mezcla de swahili y castellano y pelear a la vez con nosotros por llevarse ella misma la comida a la boca; de sorprenderse de todo lo que ve, poniendo la boquita de piñón y los ojos como platos...
Ayer, cuando volvíamos, me acordé de esta canción de María Grever, una grandísima compositora mejicana romántica... No he encontrado la versión que yo quería, pero os dejo esta de Verónica Villaroel, una soprano chilena excelente, a la que merece la pena oír en Il trovatore...
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