Escribir despacio
Hoy pensaba escribir sobre el egoísmo, sobre cuando se origina, sobre sus consecuencias y alguna cosa más... El observar a mi hija de 19 meses, que acaba de tener consciencia de la propiedad, y sin embargo, no conoce el egoísmo me producía un placer difícil de describir, tras dos largas semanas sin poder verla y sin disfrutar de sus proezas infantiles. Hasta tenía preparado un vídeo de una canción de Serrat que me venía al pelo para la ocasión.
Pero la desventaja de escribir despacio es que, a veces, los sucesos te desbordan y es necesario cambiar la orientación de un comentario para reseñar la actualidad más triste.
Y es que ayer murió una personalidad histórica muy importante para aquellos que sabemos que en el pasado está la clave para no cometer los mismos errores una y otra vez: Joan Sans Sicart.
Para quién no lo conozca, Joan Sans era un anarquista, uno de esos que se dicen libertarios, un republicano catalán e independentista. Sirvió en la guerra, como otros muchos maestros de escuela, en la 120 Brigada de la 26 División; la que se llamó Columna Durruti. Y vivía exiliado en Toulouse. Para los que hemos tenido el honor de leerle, era uno de los más grandes historiadores y novelistas de este siglo; pues gracias a él y a sus escritos hemos podido conocer de primera mano esa Historia que no cuentan los ganadores de los conflictos. La Historia de los perdedores, de los que sobreviven pese a la derrota, de los que vencen pese a las circunstancias históricas que les hacen perder las guerras.
No se puede decir que yo sea un anarquista. Ni siquiera me considero nada parecido. Ni cercano en pensamiento a ideas tan revolucionarias. Sí soy un pensador de izquierdas: pensador con minúsculas, pues la mayor parte de mis ideas políticas y sociales no son propias, sino una amalgama de pensamientos ajenos digeridos y procesados de una forma muy "sui generis" que acaban por tener multitud de contradicciones y lineas generales opuestas. Y sin embargo, la pérdida de inteligencias superiores, de personas y personajes como la que hoy lamento, me entristecen profundamente. Porque cualquier pérdida histórica es, en sí misma, la pérdida de parte de nuestra esencia; y repercute en nuestro avance hacia un futuro mejor y más claro.
Hace poco, Bito, otro bloguero hacía un comentario en su espacio sobre los sucesos acaecidos en Cataluña y la utilización política que se estaba haciendo de la quema de fotos del rey. No quisiera hacer un chiste morboso de esto, pero seguramente a Joan Sans, desde su exilio, le daría un vuelco el corazón de pensar en ello. Desde su figura pública de anarquista quizá se alegrase de estos sucesos, pero desde su figura privada, la que se vislumbra en sus novelas, lloraría por ver cómo sus nietos ideológicos comenten los mismos errores una y otra vez por no entender, por no aprender de su propia historia personal. Y eso que avisó en su última conferencia hace apenas un mes, el 30 de Agosto.
Esto me hace reflexionar lo siguiente: Da igual cuanto me esfuerce en enseñar a mi hija. Ella ha de cometer sus propios errores, sí; pero me gustaría que algunos de los que yo he cometido pudiera superarlos sin tener que sufrir sus consecuencias como yo las he sufrido. Que pasara por encima de ellos sabiendo cuales van a ser sus opciones y las circunstancias en las que se basan dichos fallos. Quizá así su camino sea un poco menos bacheado y su carrera vital un poco más rápida y agradable.
Requiescam In Pace, por fin, amigo lejano.
Dejo el vídeo que tenía preparado, aunque no tenga nada que ver con el post (es precioso).