Panegírico
El pasado Viernes día 9 de Noviembre, falleció en Valladolid mi abuela. La única que me quedaba, pues la materna falleció hace ya un montón de años. La pobre mujer estaba ya bastante fastidiada, a sus 91 años; aunque seguía dando guerra como si estuviera en plena forma, de modo que nos pilló a todos un poco desprevenidos.
Alguno pensará que lo de estar desprevenido es una forma de hablar, teniendo en cuenta la edad de la difunta. Pues no. Lo cierto es que era una mujer bastante fuerte, a pesar de sus achaques y su aparente debilidad; y que si echo la mirada del recuerdo atrás, no la he conocido nunca en perfecto estado de salud. De hecho, desde que yo tengo memoria (es decir, desde unos días antes de nacer) creo que siempre la he escuchado decir que la faltaba poco para irse. Era la típica señora que siempre estaba a punto de morirse, pero que siempre se recupera de sus dolencias, sin abandonarlas del todo. Algunas veces, cuando me preguntaban por ella, contestaba que se llevaba muriendo desde hacía cuarenta años, pero que al final, para contentarla, tendríamos que darla un martillazo en la cabeza. Es verdad, es una burrada. Pero yo siempre he sido de los que dicen las cosas como las piensan; y, por supuesto, ni se me había pasado por la cabeza hacerlo realmente, sino sacar una broma de una situación dramática.
Hoy, quizá, la broma parezca demasiado fuerte o poco delicada, cuando menos. No obstante, hasta ella se reía cuando me escuchaba decirlo.
El viernes, después de mucho "pedirlo", por fin se cumplió su demanda. Así, de repente. Se levantó algo pachucha, como muchos otros días. Y como muchas otras veces, nos llamaron de la residencia de ancianos en la que vivía con su actual marido (Un detalle que nos define a la familia es la imprevisibilidad, pues esta mujer se casó a los 80 años, después de cuarenta y pico de viuda) y nos comentaron la posibilidad de atenderla allí mismo, pues la ambulancia que había llegado estaba medicalizada. Sus hijos no estimaron conveniente trasladarla, además de porque estos episodios se producían con cierta frecuencia, porque estaba bastante débil últimamente. Lo cierto es que a mi padre ya le debió de dar un pálpito, porque en vez de echarse la siesta, como tiene costumbre, decidió adelantar su visita semanal para ver que tal estaba. La enfermera que la atendía comentó que se había quedado dormida a la hora de la siesta mucho más tranquila y prácticamente recuperada del arrechucho. No llegó a despertarse. Mi padre llegó justo en el momento en que comunicaban a su marido la mala noticia. Ni siquiera estaba fría.
Como consecuencia, el fin de semana ha sido un caos de visitas de familiares cercanos y no tan cercanos, amigos, compañeros de trabajo y conocidos que hacía años que no veíamos; con la honesta y tradicional intención de hacernos llegar su pésame.
Y tengo que reconocer que me he sentido un poco extraño. Por una parte, no puedo negar la pena que me produce la pérdida de un familiar que, aunque era un pelín coñazo, es cierto que demostraba su cariño con todos por igual. No puedo decir sinceramente que fuese una mujer muy dulce, que no lo era, pero la echaré de menos y echaré de menos tener noticias de sus recaídas, sus ingresos en el hospital, sus tejemanejes familiares, etc. Y de su memoria musical, que abarcaba canciones populares desde principios del siglo pasado y con las que nos seguía deleitando cada vez que la visitábamos.
Por otra parte, me sentía ajeno al supuesto dolor que hay que sentir en estas situaciones. Cuando venían a darme el pésame, en cada una de las ocasiones, he tenido que hacer verdaderos esfuerzos para no soltar una gracia pues, a pesar de ser un poco, o un mucho, grosero, bruto, indecente, poco delicado, espontáneo o como se quiera decir; tengo que reconocer que me daba vergüenza hacerlo delante de mi mujer (que se ha pasado el finde dándome tobas cuando le contaba lo que realmente me apetecía decir o hacer...), y quizá también por respeto al dolor de mis tías y mi padre. De la hipocresía de estas situaciones prefiero no hablar.
En fin, que después de mucho "pedir" por todos nosotros; sobre todo por mi padre y por mí, que somos unos apóstatas, y de solicitar a su Dios que le llegase pronto la hora, después de tantos y tantos rezos, al fin se cumplió su deseo de abandonar este mundo. Y con la tristeza institucionalizada de estos asuntos, le llegan a uno pensamientos bastante poco acordes con lo que pretenden sentir los demás. No es que me haya dejado frío su muerte, ya lo he dicho, sino que, en el fondo, me he alegrado mucho por ella. Creo que la imagen que daba hace ya algún tiempo era la de que sólo le restaba sufrimiento en esta vida, así que la muerte ha debido ser para ella una liberación.
Y claro, como a todo el mundo en estos casos, me ha dado por pensar como me gustaría a mí que me recordasen, me honrasen o me despidieran cuando me llegue la hora.
Que esa es otra... el negocio de los óbitos es acojonante. Cuando alguien se muere cobra hasta el apuntador... el médico por certificar la muerte, las monjas de la residencia por preparar el cadáver, la funeraria por prestar el tanatorio, el féretro, las flores, el taxi para los desplazados y visitantes, el cementerio por el entierro, el cura por el responso... ¡Uffff!... ¡Pero que ni para morirte se puede ser pobre! Y yo pregunto ¿Es que uno no puede elegir cómo quiere que le entierren? Pues no, señores...
Cuando era un poco más joven; en realidad no hace muchos años; siempre pensaba que me gustaría vivir y morir como los apaches. Cuando sienta que ha llegado mi hora y que no soy más que un estorbo para mi familia, me gustaría irme a algún lugar perdido del monte, cavar mi propia tumba, meterme dentro y esperar tranquilamente que la noche, el frío, la inanición o el aburrimiento acaben con mis días. Ya llegará alguien que se apiade de mis huesos y les eche algo de tierra encima. Hoy sé que eso no es posible. En realidad, aunque me atreviera a hacerlo, lo más probable es que les buscase un lío a mis descendientes. Morir como a uno le gustaría en este país es ilegal, que lo sepáis. Y no se puede uno quedar tirado por cualquier sitio. En esta sociedad, los muertos tienen que estar donde les manden. Ni un centímetro más allá de donde esté autorizado.
Así que le he dejado dicho a mi mujer cómo quiero que me despidan. Y lo dejo escrito en este post, para que sirva de referencia si surge alguna duda. Aunque si no me doy prisa en morirme, que no tengo ni la más mínima intención de adelantarme ni un segundo a mi hora, igual ya no existe este espacio, ni este blog, ni siquiera la Internet como hoy la conocemos. Pero da igual, de momento, ya lo he dejado dicho y escrito.
De primeras, quiero que me quiten todo lo que se pueda aprovechar. Sé que soy un fumador empedernido (algún día de estos lo dejaré, lo prometo, pero no sé cuando) y que mis pulmones no son lo que eran, así que probablemente, esos no le sirvan a nadie. Pero el corazón está en perfectas condiciones, si es que hay alguien que tenga la suficiente capacidad torácica para albergar un motor de dos kilos de peso. Estoy obeso, pero según mis últimos análisis, mi pumpún sigue sin un átomo de grasa y cumpliendo a la perfección su cometido. Para eso le hice un rodaje profesional...
Los ojos... bueno, si alguien tiene problemas graves de visión, no creo que le importe aprovechar un par de ojazos como los míos, aunque tengan un poquito de miopía. Además, si con los ojos se hereda la puntería, seguro que, a pesar de este pequeño defecto, estará encantado de contar con estos dos instrumentos de precisión... jejejejjeje...
Los riñones, el hígado y demás órganos internos no han sido muy baqueteados a lo largo de mi vida, así que espero que también tengan aprovechamiento. En suma, que quiero que donen de mí todo lo que pueda ser aprovechado por alguien, por cualquiera. Y aunque no soy religioso, rezaré para que no vayan a parar a algún hijo de puta que no lo merezca.
Con lo que sobre, quiero que hagan una bonita hoguera. Que recojan mis cenizas y las pongan en un botecito de esos de cartón reciclable, tan monos, y que metan un arbolillo dentro. Preferiría que el árbol en cuestión fuera un castaño, pero si no es posible, con un olmo o un roble me sentiría satisfecho. No quiero ni oír hablar de pinos, eucaliptos, frutales ni mariconadas de esas, que ya bastantes destrozos se han hecho en nombre de la ecología como para que encima mi cuerpo sirva para alimentar a otro parásito importado. Nada: un castaño o un olmo, y si no, un geranio, coñe, que para lo que va a durar con mis animales y la mano que tiene mi mujer con las plantas... jajajajjaajjajaja...
Y para despedirme, quiero una fiesta irlandesa. Que a nadie se le ocurra ni siquiera sugerir lo de una misa o un funeral. A los curas, a la iglesia, ni un puto duro (euro). Que se busquen la vida por otro lado. Lo que tuvieran que cobrar esos parásitos que se lo gasten en el Carrefour en comprar unos cacahuetes, unas patatas fritas o unas botellitas de vino o buen licor para ambientar la fiesta. Prefiero que se despidan de mí con comida, bebida, música y unos cuantos chistes. Que en vez de llorar por mí, recuerden lo gamberro que soy, los chistes malos que cuento, las historias con que ilustro las conversaciones con todo el mundo con el que hablo, y las vivencias que han compartido conmigo.
Supongo (y en el fondo deseo) que mi familia estará triste por mi marcha. Vale, lo entiendo. Por eso pido a todos los demás y a ellos, si se encuentran con fuerzas, que animen a los que peor lo estén pasando recordando que en vida nunca permití que nadie a mi alrededor lo pasara mal, así que, que les cuenten alguno de mis chistes, para que se echen unas risas.
¡¡Aaaaaaaahhh!!!!! Y quiero un panegírico de todos y cada uno de los invitados a mi funeral. No importa lo que digan, pero quiero que todos cuenten a los demás algo sobre mí. Sea bueno o malo, da lo mismo. Tiene que ser la hostia, a medida que vaya avanzando la fiesta y la gente se vaya emborrachando, ver a todo el mundo ponerse delante de un micro para intentar contar algo.... jajajajjajajaja... si es que, al final me voy a perder lo mejor... jajajjajajjajajjaa...
12 comentarios:
Vaya siento mucho lo de la abuela. Según leia tú post, me acordé de mi abuela, murió con 90 años, y todos ellos muriendose.
Un beso
Vaya, siento lo de tu abuela, y siento que lo hayas tenido que pasar tan...extraño...
Yo quiero que me repartan lo que se pueda, me quemen y me tiren a la papelera. Y luego, por dios, iros de fiesta!
Un beso
Sólo te conozco de vista, pero bueno, una muerte siempre sabe mal, así que siento lo de tu abuela.
Y bueno, aprovechando que el Pisuerga pasa por tu ciudad... ¿no era eso? si alguien me avisa cuando te mueras, me pasaré por la fiesta e incluso te dedicaré un bolerito en el karaoke. ¿Hace?
Muchas gracias por pasearte por mi blog y por el consejo... más de uno ya me ha sugerido que lo del Panda no es buena idea, esta semana tengo que ir a Media Markt, así que igual me compro el que tú dices...
Un beso catalán (que mola mucho, oiga) ;)*
Es lo malo de morirse, que no puedes ir a tu funeral. Y si encima, es como el tuyo creo que hasta yo me voy a apuntar. jaaja
Lo que me jode de verdad es que no te puedas morir como quieras y que además sea tan caro.
A ojo de buen cubero, yo no me podría hoy costear ni mi incineración así que casi que me quemaré a lo bonzo cuando sienta que me estoy muriendo.
jaaja
Lo de decir chorradas en los velatorios es de lo más divertido. Recuerdo que en el de mi padre casi nos meamos de risa mis hermanos y mi madre. Nos teníamos que poner serios delante de las visitas.
Un beso del más allá en el acá de siempre.
Entonces igualito que la mía ISTHARB.
No te preocupes por mí BELEN, como he dicho, en el fondo me alegré. Por lo que veo a ti también te gusta despedirte como a mí...
Haré invitaciones ARARE, como si de una boda se tratase, así que vete ensayando el bolero que me hace ilusión lo del karaoke... jajajjajaja...
Tú también estás invitada INTE... si es que a mí me llega el dinero para la hoguera...
Mi madre es de las tuyas... Ella siempre ha dicho que, como tiene clausrofobia, que lo de meterla bajo tierra ni de coña, y que no le gusta el fuego, asi que su ultima idea feliz ha sido buscar informacion para ver como se hace eso de donar su cuerpo a la ciencia.... Es decir, que lo usen en alguna facultad de medicina, que segun escuchó andan escasos de donantes.....
En cuanto a lo de la fiesta, espero recibir esa invitacion, ya te voy adelantando mi panegirico (bonito palabro, por cierto): Fue un cuerpo del que no pude disfrutar.... A ver si en el mas alla le pillo soltero ^__^
Y de lo de tu abuela..... A mi tampoco se me da demasiado bien lo de los pesames, pero te mando un besazo enorme, que esos siempre se agradecen :D
No se que decirte... te has montao ya el funeral!!
cuando he empezado a leer la post, he pensado dentro de 10 años querrás otro funeral, ahora lo he leído y desde el final te digo dentro de 42 años querrás otro tipo de funeral!!!
ya serás muy viejo para emborracharte y bailar en fiestas paganas.
Besos y otro pa tu abuela, donde esté
Cuenta con la invitación RACHEL, pero vete preparando otro panegírico que dice mi mujer que si tantas ganas tienes habrá que negociar... jajajajjajajaja.
Puede ser SUSANA, puede ser. Aunque ahora lo tengo bastante claro, no descarto ir evolucionando y cambiando de opinión. Pero que conste que no será por no poder bailar, que ya no lo hago; ni por no poder beber, que tampoco. Así que es poco probable que difiera mucho de lo aquí escrito... salvo que en los años que me quedan cambie algo radicalmente, claro. Por cierto: no has contestado a mi pregunta sobre tu libro.
Cierto Mormo, de momento mi libro solo se puede comprar a través de Trafford y el link que tengo en la web.
Estoy ahorrando pasta para pagarme una edición pequeñita y distribuirla en algunas librerias de Barcelona que son colegas de mi ilustrador. Pero para este formato paciencia aún, no creo que pueda hacerlo hasta enero.
De todos modos quiero confiar en que si haceis la compra, Trafford os sirva el libro en un máximo de 3 semanas en tu domicilio.
No se que decirte, estoy cabreada y sin pasta... en fin, así va el mundo.
besos
Siento mucho lo de tu abuela... Besitos.
Vaya, entonces tendré que estrujarme los sesos para encontrar otra frase.... Y el momento de sentarme a negociaciones con tu parienta ^__^
Pasa un feliz fin de semana, vale???
Besos mil!!!!
Tioooooooo… Que yo también siempre he dicho que quiero un entierro asiiiiiiii… La madre que te parió. Juas. Siento la pérdida de tu abuela por que la muerte hay que sentirla, pero me alegro de que la alegría de la persona que fue y siempre será pese más que la tristeza por la pérdida.
Y ahora, nos vamos de birraaaaaaaaas…
Un gran abrazo de oso.
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